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¿Destinados al olvido?

Vivos se los llevaron, vivos los queremos (Foto Daniel Fajardo)

Vivos se los llevaron, vivos los queremos (Foto Daniel Fajardo)

Por Mtro. Daniel Fajardo

Una de mis dudas al ver la nula capacidad de maniobra del Gobierno Federal ante el caso Ayotzinapa y sus limitadas acciones por contener la crisis era pensar, desde el otro lado de la moneda, el tiempo en que la nota estaría vigente.

Haciendo un análisis de discurso, el Presidente, tras la fallida negociación con los padres en privado, dio cerrojazo al tema con sus siguientes declaraciones en diversos medios y eventos y que han sido las mismas desde aquella reunión, es simplemente un pesar por lo ocurrido pero sin que esto signifique para el actual gobierno una disculpa oficial por lo sucedido y mucho menos la intención de hacer algo diferente.

¿Qué queda entonces para las manifestaciones tras la imposibilidad de que a través de sus acciones se logren los objetivos más ambiciosos de las mismas como son la renuncia del Presidente o bien la postura oficial (que además ya existió en la conferencia de prensa de Murillo Karam) definitiva tras el fallido primer intento de explicación que a nadie dejó satisfecho y que al no haberse emitido un segundo se entiende como final?

La respuesta es peligrosa, es verdad quizás lo que han logrado ha sido histórico para los modelos de resistencia pacífica, lograron que prácticamente todo el país se enterara del tema, que todos emitiéramos una opinión pública, poner en jaque al gobierno frenando las inversiones por la imagen de inestabilidad e ingobernabilidad que se proyectó al mundo y poner contra la pared a un Estado que simplemente no pudo meter las manos ante los golpes de estos grupos marginados de nuestra sociedad que dieron de manera constante y que pese a ello, creo, como muchos movimientos sociales, el destino pinta a que sea la actitud del Mexicano la que termine volviendo a esta manifestación en algo cultural, que simplemente la gente se acostumbre a verlos ahí.

Hemos visto como contexto alterno a la problemática, algunos brotes de celebridades que por aprovechar la exposición se han ido sumando al movimiento, a la par hemos visto a otros movimientos, la mayoría de inspiración vandálica, sumarse también y usar como bandera el exigir justicia de un problema que a todas luces les es ajeno pero que usan para revitalizar sus acciones agónicas y estancadas y a una sociedad mexicana que pasa poco a poco de exigir justicia al conformismo de que no pasará nada.

Es lamentable quizás que el gobierno, inspirada en esta forma social de nuestro país, haya arrojado como salvavidas de esta crisis en comunicación simplemente jugársela al olvido de la gente, ¿funcionará? ¡Toda la historia de nuestro país ha estado llena de estas omisiones! ¿cuántos gobernantes de un mismo partido que ha defraudado, robado y hasta delinquido siguen en el poder porque la gente sigue votando por ellos?, ¿qué hay del 68?, ¿de Acteal?, ¿de la Guardería ABC? todas, historias que nos conmovieron, relatos que llegaron a la opinión pública nacional y que compartieron, al igual que el caso Ayotzinapa, un momento estelar en los medios y que poco a poco se fueron apagando para simplemente ser un referente del mal gobierno y de la corrupción de nuestro país.

Reconozco que quizás este movimiento es el primer gran esfuerzo de manifestación pacífica efectiva en nuestro país, que es histórico por los daños que logra hacerle al gobierno y lo más importante porque el antecedente ha dejado huella en la estructura del Estado a tal grado que situaciones similares futuras detonarán sin duda movimientos cada vez más fuertes que enfrentarán cara a cara al pueblo con las autoridades, pero hoy el caso de los normalistas, poco a poco empieza a morir en el interés público, los medios dan cerrojazo lentamente al tema, muchos mexicanos empiezan a fijar su interés en otras problemáticas que serán de igual importancia y que afectarán sin duda a todo el país como la devaluación del peso y la inestabilidad económica proyectada para inicios de 2015.

Mi perspectiva como analista de medios sugiere este lento desenlace a menos, como ha sido el caso de esta historia, exista una nueva chispa que reviva la nota, ¿quién podrá más un Estado que se la juega al olvido con una política de esquivar el tema a toda costa, alguna nueva evidencia que ponga en jaque la versión oficial o los papás de los desaparecidos que logren reencontrar algo que mantenga el interés de la sociedad en el tema?