Lo último

No headlines availabe.

Ya no es como antes

Por L.C. Daniel Fajardo

Una vez una amiga tras varios años de matrimonio me comentó una anécdota muy curiosa “no yo ya no estreno coche, ahora nada mas compro refacciones”  esta forma de expresar su situación se me hizo bastante graciosa pero también muy cierta, el amor puede ser analógicamente como la experiencia de comprar un auto, antes de comprarlo tenemos la ilusión de tenerlo, cuando lo adquirimos los dos primeros años lo presumimos y lo cuidamos mucho, después poco a poco se nos va pasando la emoción y a veces hasta nos empezamos a fijar en los nuevos modelos y, cuando ya no es nuestra posibilidad tener uno del año, pues nos dedicamos como dice mi amiga a nada mas comprar refacciones para que esté funcionando.

Siguiendo esta analogía podemos pensar de igual manera ¿hasta que punto le voy a invertir a un amor y hasta cuándo será mejor comprar un nuevo modelo? Un amor puede dejarnos botados y estar cada rato en el taller o bien de vez en cuando darle un ajuste para que siempre se vea impecable.

Creo que con el tiempo el amor si puede ser como un coche pero de nosotros depende éste sea de colección o bien una carcacha, la pregunta de hoy ¿hasta cuándo invertirle a un modelo viejo y hasta cuándo decidirnos por uno totalmente nuevo?

Una relación vive de ilusiones no de recuerdos

 

Una de las situaciones más comunes en una relación se da cuando ya con el tiempo, el noviazgo o matrimonio se va desgastando o estancando y la costumbre empieza a ser el pan de cada día.

¿Cuándo esto puede ser una señal de seguir o pensar en una nueva pareja?, la decisión es complicada ya que muchas veces nos detiene el recuerdo del inicio de nuestra relación, cuando todo nos llenaba y era suficiente para hacernos feliz, existían detalles, quizás mucho más contacto físico y ahora, pareciera somos como “Amigos con derecho”, aunque a veces ni siquiera llegamos a eso y solamente somos una pareja por el compromiso que alguna vez nos hicimos.

Pensar en el pasado es un arma de dos filos, el pasado nos puede servir de referente sobre lo que puede ser nuestra relación en un buen momento y que echándole ganas por lo menos podemos regresar a ese estado, pero el lado malo es que a veces nos podemos enganchar de ese pasado y nos da miedo concluir una relación por el hecho de vivir en el pasado, pensando siempre que disculpamos una mala actitud o algo que nos moleste de nuestra pareja porque él (ella) no es así, o simplemente hay que tenerle paciencia porque debe ser una mala racha, ya que él (ella) es bueno (a), al inicio NO ERA ASÍ.

El pasado puede estar ocupando nuestro presente y cuando esto sucede, éste no es mas que una venda que no nos permite aceptar que la situación de nuestra relación es diferente.

¿Cuántas veces te ha sucedido estar enganchado en el pasado para tomar una decisión? Creo sin excepción todos hemos tenido esa sensación de recordar los grandes momentos y por ellos, pensar dos o tres veces el momento de decidir el término de una relación.

Un sí no es un contrato es un derecho que se gana a diario

Además de vivir en el pasado otra de las situaciones que nos enganchan es el peso de un sí, a veces el sí se vuelve un peso difícil de llevar, se transforma en una barrera de represión que no me permite ser exigente en mi relación y por ese sí aguantar cosas que la verdad no me tienen a gusto en este matrimonio o noviazgo.

Siempre he dicho que en el momento que te fijes en otra persona (entendiendo fijar como interés o anhelo) significa que algo pasa con nuestra actual pareja que no nos está llenando.

No olvides como mencionábamos en el artículo la atracción en tu pareja, que siempre nos van atraer otras personas, pero cuando la atracción pasa al plano de interés, tómalo como un llamado de alerta para tu relación.

Cuando nuestra mente está en este estado provocado, por un interés nuevo hacia otra persona, una monotonía en nuestra actual relación, por citar algunas razones, ¡es tiempo¡ démonos la oportunidad de ser felices y buscar el amor donde nos podamos sentir a gusto.

Un sí es una oportunidad de querernos pero como cualquier oportunidad, se podrá aprovechar o no, esto no es un juego de muchas oportunidades, al darle a una persona la oportunidad de quererte deberás ser exigente y si esta persona no la aprovecha como se debe, deberás tomar la decisión de cambiar de prospecto. ¿Si tenemos a varias personas que estarían dispuestos a darlo todo por una oportunidad, por qué quedarnos con alguien que no la aprovecha?

El sí no es un contrato es una oportunidad, como pareja ese sí tiene un nuevo valor cada día y se debe ganar y mantener a diario, por ello creo los matrimonios de hoy fracasan tan rápido, un acta matrimonial pareciera un contrato y que por el hecho de estar casados ante la ley ahora se vale relajarnos, no cuidar la relación, dejar los detalles y el arreglo personal.

A veces cargamos con ese sí como una cadena, y reprimimos nuestros sentimientos hacia otras personas (que nos pueden atraer y quizás ser unas nuevas parejas en potencia), o incluso hacia nuestra actual pareja cuando este sentir ya no está al 100% y preferimos callar aguantando el no estar a gusto por miedo a no tomar una decisión de exigir un cambio inmediato.

Piensa en ello, el chiste de un sí para ambos es mantenerlo por siempre, si alguno de los dos no acepta este compromiso y lucha por el, ya habrá alguien que si lo haga.

¿Cómo te sientes?

 

Sin duda el hecho de estar con alguien, a veces se antepone a lo que nosotros estamos sintiendo, el miedo o incertidumbre de pensar que es lo que pueda pasar nuevamente soltera (o), si quizás debemos esperar un poco y no precipitarnos, son algunos de los motivos que anteponemos antes de enfrentarnos a nosotros mismos y preguntarnos ¿cómo nos estamos sintiendo?, y es tanta esta presión que a veces llegamos al grado de ser nosotros mismos quienes desechamos estos pensamientos de disgusto y preferimos que las cosas sigan su rumbo como si no tuviéramos control de nuestro propio destino.  

Otra razón que a veces nos detiene es no querer dejar a alguien que es “especial” para nosotros simplemente por la costumbre que nos ha dado un derecho de propiedad, sí un tonto ego que no me deja pensar que otra persona pueda estar con mi pareja actual y prefiero estar ahí, pese a que me vaya mal.

Dos ejemplos de varios argumentos que muchas veces anteponemos a nuestra situación y nuestra felicidad.

A veces le damos peso a los que hay a nuestro alrededor y poco o nada a la que nuestro corazón nos está diciendo. Sabemos ponerle palabras al corazón y nos engañamos diciendo que nuestro corazón ha hablado pero cuando todo termina, y nos damos cuenta de lo que pasó y más bien aceptamos nuestra realidad, es en ese momento que entendemos que nuestro corazón quizás desde hace tiempo decía ya no.

Debemos aprender a escucharnos más a nosotros mismos y menos a las cosas que están a nuestro alrededor, desde un que dirán mis amigos hasta que dirá mi pareja cuando le diga…

Eso es triste, cuando no te sientes a gusto con alguien y pensamos si terminamos que sentirá cuando le diga, bueno mejor no le digo nada…

¿Realmente estás seguro (a) de que tu pareja valorará este pensamiento anónimo?, reflexiona, muchas veces piensas y actúas pero tu pareja no lo sabe. ¿Vale la pena este sacrificio?, tú tienes la respuesta pero piensa que debe valer la pena luchar pero antes de pensar en el otro y el sacrificio que has decidido tomar, también piensa en ti.

¿Ahora si estás llegando hasta el momento de pensar en esto, es que quizás (ella) él no ha aprovechado su oportunidad como para seguir dándole el beneficio de la duda no crees?

Lo más frustrante es darlo todo por alguien que al final terminó dejándote. No se vale luchar por un amor cuando la otra persona no va a reconocer ese esfuerzo y hará lo mismo que tú.

Luchar tú sola (o) por una relación es un suicidio, una lenta agonía, si no hay compromiso de los dos.

Y para darlo todo por amor, primero piensa si es lo que quieres, si es así adelante si no, felicidades, te diste cuenta antes de que fuera demasiado tarde. Dedica un tiempo siempre para pensar por ti que es lo que necesitas y lo que quieres.

Las relaciones deben ser un reto, es un camino que juntos construirán día a día, a veces creemos que las cosas por amor pueden funcionar por si solas, pero en realidad el amor es un sentimiento que requiere alimentarse por ambas partes todos los días, si olvidamos regar la plantita, pues simplemente se seca y muere. Podemos afirmar que está ahí pero podemos tener mas bien un sentimiento muerto.

Debemos aceptar que tendremos altas y bajas, pero en verdad si queremos a la otra persona, como todo lo que ya no es nuevo tendremos que comprar refacciones, pero una cosa es comprar una refacción que sustituya a una pieza que por el tiempo se desgasto a tener tu amor siempre en el taller, parchado por todas partes y viéndose como auténtica carcacha.