El espacio de Él/ El espacio de Ella

Por Daniel Fajardo

Cuando era niño veía en las tiendas departamentales accesorios para baño que decían, Él y Ella, y se me hacia gracioso pensar que una pareja tuviera que tener cada quien sus cosas y además marcarlas de alguna manera. Lo curioso es que años después me daría cuenta de que muchos de los fracasos en las relaciones se daban precisamente cuando no se tiene muy en claro que significa darle al otro su espacio, y que estar todo el tiempo pegado a tu pareja no era garantía para que ésta no te dejara o te fuera fiel. Cuando decidimos compartir con alguien un momento de nuestra vida, no significa abrirle la puerta a esta persona para que se mude y viva como si fuéramos nosotros la vida que me corresponde, porque cuando dos personas deciden iniciar una relación, compartir una vida la entiendo con esta frase popular

Amar no es mirarse el uno a otro, sino juntos mirar hacia un mismo punto.

Como “Un buen matrimonio” pero cada quien en casa

Yo creo todo empieza en nuestras primeras relaciones, cuando nos gana la emoción y la pasión pasando todo el tiempo con nuestras parejas. Queremos estar todos los minutos de nuestra vida con nuestra actual novia (o) y no podemos esperar para llegar a casa, conectarse a Internet y seguir platicando con nuestra pareja.

Esos tiempos tan lindos con inicios como si fuéramos marido y mujer, pero eso sí, cada quien en su casa, terminan por lo general en finales tan trágicos llenos de pleitos, aburrición y frases como “has cambiado”, “es que ya no es lo mismo”

La emoción de los primeros días, con el tiempo se vuelve una necesidad y después una costumbre, donde pareciera que estamos casados y nuestras vidas ya no pueden ser, si la persona que “amamos” no está con nosotros para atestiguar cada minuto de nuestra existencia. Y entonces es costumbre (porque deja de ser necesidad) que nuestra pareja esté presente en todo lo que haga.

Con el tiempo nos cae el 20 de que extrañamos nuestra vida de solteros, salir con nuestros amigos si eres una chava, o salir con tus amigas si eres un chavo, (porque por supuesto que convivir con personas de otro sexo es fundamental y siempre atractivo, por ello no menciono a nuestros amigos de siempre),o quedarte en casa un fin sin tener la obligación de ir a un lugar cuando estás cansado, y una gran cantidad de situaciones.

Nuestra pareja se empieza a volver ese pequeño “obstáculo” para nuestra plenitud, porque ella (él) puede llenar muchas cosas pero no todas.

Cuando, como parche, tratamos de que nuestra pareja encaje en todo lo que hacemos, buscamos que siempre esté presente en todo, ¿Cómo no podemos hablar de aburrirnos cuando no tenemos nada nuevo que encontrar en nuestra pareja, porque todo lo conocemos por estar siempre juntos?

Una relación es compartir una vida no adueñarla

Lo curioso es que estas actitudes de aburrimiento y cansancio no son propios de una simple relación de noviazgo, sino también de muchos matrimonios quienes al parecer, al casarse, hubieran firmado un contrato para dejar sus vidas de solteros para siempre y que de aquí en adelante, toda actividad que por iniciativa pueda sugerir conocer a otra persona debe ser penado como algo TOTALMENTE INCORRECTO, fuera de lugar porque ya estás casado.

Los seres humanos nacimos para ser libres y todas aquellas cosas que limitan nuestro comportamiento son motivo natural para combatirse y tener mala actitud hacia ellas.

Ejemplo, una deuda bancaria, una lesión física, una puerta cerrada o un permiso de llegada, todo aquello que limita nuestra actividad, es un reto para desafiarlo.

Cuando una pareja cae en la situación del tedio, como resultado de la intensión de compartir una vida que sin querer poco a poco, este compartir, se volvió una obligación para permanecer en todo juntos, es cuando ambos pueden sufrir una situación contradictoria.

Por una parte pensar ¿cómo puedo dejar a mi pareja solo (a)? y por otra, ¡Me gustaría ir sola (o) a este lugar!

El compartir se vuelve un tedio y el tedio es algo que no nos deja ser libres, entonces con el tiempo esta situación da pie para un conflicto inevitable. Al haber fundamentado la relación desde un inicio en la mecánica de vivir todos nuestros momentos juntos, el pedir espacio para realizarlos sola (o), es visto como un retroceso.

¿Dónde está la libertad en una relación?, Espacio es sinónimo de libertad, libertad es una responsabilidad individual de hacer lo que queramos con nuestras vidas siempre y cuando no nos lastimemos o por nuestra culpa lastimemos a los demás.

Salir al antro sin mi novia (o), conocer a otras chicas (os) coquetear y regresar a casa para llamarla y decirle te quiero, no significa engañarla (o).

Es disfrutar de mi libertad que nada tiene que ver con tener una pareja que se ponga como obstáculo.

La clave en esto es comunicarse, porque si decidiste compartir tu vida con alguien más, tu obligación será decirle lo que vas hacer, más no pedirle permiso para hacerlo. Si ambos se conocen y, él (ella) está contigo, que más puedes pedir.

No hacerlo puede derivar en muchas cosas como es el egoísmo, la inseguridad, la sospecha y por ende el truene doloroso donde si tu sales con él, yo salgo con ella convirtiendo el campo social en un ring de revanchas que terminan por acabar todo.

¿Quieres una rebanada de pastel? Disfrutemos juntos el sabor que escogí…

A final de cuentas podemos concluir este artículo con esta anécdota, sales a comer un pastel y quieres compartirlo con alguien especial, decides cortar un pedazo, el que crees le gustará, quizás selecciones una pieza que tenga un poco de merengue con un poco de pan, y decidirás que tanto le darás para que se quede con un buen sabor sin exageraciones. Así ambos podrán probar del mismo pastel y ninguno sacrificará su antojo.

La vida es como ese pastel, nosotros en nuestra relación de pareja seleccionamos un pedazo con merengue y pan para que nuestra pareja tenga una probadita de lo que estamos comiendo, pero no le dejamos todo el pastel y nos quedamos con hambre.

La relación de pareja va más allá de llenar mi vida con la persona que elegí, es todo lo contrario, es vivir mi vida con plenitud, disfrutarla y ocuparme de ser feliz para que, con todas las cosas que me deje la vida, ahora si, con mi pareja compartir todas esas dichas.

¿Cuántas veces te has desgastado dándolo todo, quedándote con hambre y sólo para ver que tu pareja no se comiera el pastel?

No se trata de dar limosnas regalando lo que nos sobra, ni tampoco de darlo todo, se trata de compartir pero siempre con libertad y con respeto mutuo de nuestras decisiones y nuestro espacio.